Un seguro de vida que no te cueste

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Tomás Gómez Luría

O te cueste muy poco. El seguro de vida, pese a ser una herramienta financiera de probada utilidad para la estabilidad económica familiar, continúa sin ser reconocido como una prioridad dentro del plan financiero personal. La razón es que la mayoría de las personas sienten aversión por la sola idea de fallecer, y asumen ese gasto como innecesario.
Respecto a la idea de fallecer en cualquier momento, no puedo decir mucho en este espacio, pues es un acto de reflexión personal. Sin embargo, respecto al costo del seguro de vida, sí.
Existen planes de seguro que, con el pago de tu prima, crean una reserva de dinero, cuyo objetivo principal es mantener nivelada la prima en el tiempo, esto es que, sin importar el plazo, siempre pagues lo mismo en la moneda que hayas contratado (pesos, dólares o UDI).
Esta reserva es propiedad del asegurado, y dado que las aseguradoras están obligadas a invertirla, al paso de los años generan una importante cantidad de dinero que, en caso de cancelar tu póliza, puedes recuperar, recuperando en consecuencia una gran parte de lo que pagaste.
Dependiendo del plan de seguro de vida que elijas, encontrarás opciones que, incluso funcionan como esquemas de ahorro, protegiéndote por fallecimiento durante el plazo del seguro, recibiendo, además, una cantidad de dinero al vencimiento del plazo. Dependiendo de las tasas de interés vigentes al momento de la contratación, en estos esquemas puedes recuperar, incluso, más de lo que pagaste en primas.
Con esto puedes cubrir dos objetivos:
• Proteger a tus dependientes económicos ante la posibilidad de que fallezcas.
• Ahorrar una importante cantidad de dinero que, de otro modo, quizá nunca hubieras acumulado.
Cuando se trata de ahorrar dinero, tendemos a pensar de inmediato en tasas de interés atractivas, y nos degastamos comparando opciones entre bancos y sociedades de inversión, cuando en realidad una fórmula conservadora que garantiza éxito en el propósito de ahorrar, es aportar periódicamente y no tener acceso a ese dinero hasta el vencimiento de plazo que hayamos proyectado.

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Publicado por Tomás Gómez Luría

Es autor del blog Soluciones para el Retiro, en el que comparte su experiencia en materia de Retiro y Ahorro para profesionales y emprendedores.

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