¡Compártelo!
- Es el tratamiento fiscal, no los rendimientos - 1 julio, 2024
- Arranca el Fondo de Pensiones para el Bienestar - 5 mayo, 2024
- ¿Es viable una reforma del sistema de pensiones? - 23 enero, 2024
Las pensiones de PEMEX y las de General Motors han tenido una trayectoria muy parecida entre sí.
General Motors fue fundada en 1908. Llegó a ser la empresa líder en la producción de automóviles. En la década de los 60 ninguna otra automotriz en el mundo vendía más unidades que General Motors.
En 2008 ya sus logros eran historia. La crisis financiera norteamericana, entre otras razones, hundió a la compañía en una crisis de la que diez años después aún no sale del todo.
Pemex fue creada 30 años después que General Motors. Desde 1938 ha sido la empresa insignia de México. La más importante hasta que se acabó la fiesta del petróleo.
Ambas compañías tienen un común denominador. Un enorme pasivo laboral, cuyo origen data de su época de bonanza.
General Motors contrajo compromisos pensionarios con sus trabajadores desde los años 40 asumiendo que su liderazgo en el mercado automotor sería permanente. Hoy la compañía no tiene los ingresos ni un horizonte prometedor como para cumplir con el pago pensiones comprometido.
Estoy hablando de General Motors. Aunque este mismo párrafo puede describir la situación de las pensiones de PEMEX.
Con casi 2 billones de pesos de pasivo laboral la petrolera mexicana no tiene en el horizonte la respuesta de cómo pagará los servicios de salud, pensiones post mortem, retiro etc., que tiene comprometidos con sus trabajadores.
Salvo que los contribuyentes mexicanos vía el gobierno federal acepten hacerse cargo de semejante compromiso. Escenario que se ve difícil, pues el gobierno federal necesita mantener la calificación crediticia de su deuda. Y los pasivos de PEMEX sólo contaminarían la situación crediticia mexicana.
Conforme se incrementa la cantidad de trabajadores jubilados y la esperanza de vida, más difícil será para estas empresas cumplir con sus compromisos. En el caso de PEMEX el número de jubilados está por igualar a la cantidad de trabajadores activos. Un panorama desolador tanto para la empresa como para los trabajadores.